"Tengo miedo de perder la dulzura de mi alma": cuando Brian Wilson se confesó en "Le Nouvel Obs"

"Tengo miedo de perder la dulzura de mi alma", dice. Brian Wilson, el héroe de los Beach Boys, el cantante principal de "Barbara Ann", el compositor de "Surfin' USA", el músico que inventó el "rock artístico", es un niño perdido. Se perdió en las drogas, se derrumbó bajo descargas eléctricas, se escondió durante tres años en su cama, emergió para aparecer en el escenario en bata, y su odisea como genio torturado se lleva a la gran pantalla en "Love & Mercy", una película biográfica de Bill Pohlad. Brian Wilson, de 72 años, se miró a sí mismo: "La película es fantástica. Los actores son fantásticos. Sí, sí". Su voz es temblorosa, su tono vacilante, el impulso de huir palpable. Wilson, claramente, es un hombre que sufre. Oye voces, es perseguido por su padre fallecido hace mucho tiempo, es acosado por demonios internos. La dulzura de su alma se ve amenazada por fuerzas oscuras.

A principios de los 60, se convirtió en el Mozart del pop. La época era el rock and roll, la música de matones y negros: Jerry Lee Lewis, Fats Domino, Sam Cooke, Chuck Berry y Little Richard desataron los instintos más bajos, y los defensores de la moral se alarmaron por los estragos del ritmo binario. Por suerte, estaban los Beach Boys. Con sus cortes de pelo sensatos, sus camisas a rayas, sus sonrisas de niño de coro...

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